domingo, 11 de julio de 2010

IMPREGNA AMOR AL PAN QUE HORNEAS


 
 Foto tomada en Santa Rosa de Cabal- Risaralda Colombia.

Nadie tiene la posibilidad de convertirse en un discípulo aceptado a no ser que haya adquirido el hábito de orientar sus fuerzas hacia afuera y de concentrar su atención y energía sobre los demás, para verter sobre ellos pensamientos de ayuda y de buena voluntad. 
 
Oportunidad de realizarse son constantemente ofrecidas, no sólo con aquellos con quienes entramos en íntimo contacto, sino también con los extraños con quienes nos encontramos en la calle. A veces sabemos de alguien que se encuentra obviamente deprimido o sufriendo; inmediatamente podemos inyectar en su aura un pensamiento de estímulo y fortalecimiento. Permítaseme citar otra vez un pasaje que vi hace un cuarto de siglo en uno de los libros del Nuevo Pensamiento:

Impregna amor al pan que horneas; envuelve con energía y coraje el paquete que atas para la mujer de rostro fatigado; unta de confianza y sinceridad el dinero que pagas al hombre de mirar desconfiado.

Es un hermoso pensamiento expresado de manera exótica, pero que sin embargo transmite la gran verdad de que cada contacto es una oportunidad, y que cada persona que encontramos de la manera más casual es alguien para ser ayudado. Así el estudiante de la Gran Ley recorre la vida distribuyendo bendiciones a todos a su alrededor, haciendo el bien irrestrictamente por todos lados, aunque frecuentemente el receptor de la bendición y ayuda no tenga ni idea de su procedencia. De tales beneficios todos los hombres tienen su parte, desde los más pobres a los más ricos; todos los que pueden pensar también pueden emitir pensamientos bondosos y de ayuda, y ninguno de esos pensamientos falló, ni jamás fallará mientras imperen las leyes del universo. Pueden no ver el resultado, pero el resultado está allí, y no saben qué fruto puede nacer de la tenue semilla que desparraman mientras recorren su sendero de paz y amor.

Si el estudiante tiene un poco de conocimiento de los recursos de la naturaleza, puede frecuentemente llamarlos en su ayuda en el trabajo aquí descrito. Existen innumerables espíritus de la naturaleza, de determinado tipo, tanto en los bosques como en el agua, que son especialmente aptos para animar formas de pensamiento y que sienten un intenso deleite al ser utilizados en esta labor. El estudiante, cuando ande por los campos o florestas, o navegando sobre las aguas, puede invitar a tales criaturas a acompañarlo; puede incluso atraerlas a su aura, y conducirlas; y después, cuando llegue a una ciudad, y comience a proyectar sus buenos pensamientos sobre aquellos que se encuentre, puede animar a cada uno de estos minúsculos auxiliares. Procediendo así, está proporcionando radiante alegría y cierta cuota de evolución al amistoso espíritu de la naturaleza, y al mismo tiempo prolongar la vida y actividad de su forma de pensamiento."


Los Maestros y el Sendero - C. W. Leadbeater

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