martes, 27 de abril de 2010

EL FALSO YO


El ego es la suma de nuestros defectos sicológicos los cuales habitan en nuestro mundo interior fueron creados inconcientemente por nosotros mismos. Esos defectos se nutren de las energias de pensamientos desquiciados.

No hay nada divino o superior en el ego. El es realmente la causa de nuestros sufrimientos, inconciencia, errores, vicios, temores, etc,.

El ego es la fábrica de pensamientos que hemos hecho realidad; es el miedo a dejarnos llevar por un halo de esperanza que nos conduzca al verdadero amor; es la culpa, es el odio a nosotros mismos y, por consiguiente, a los demás, (aunque no nos demos cuenta).

No hay nada que el ego, defienda con mayor pasión que su derecho a “tener la razón”, aunque el precio por ese triunfo sea la pérdida de la paz, la compañía, la amistad e incluso el amor.

El ego, es muy listo; lleno de recursos puede manipular y adaptarse a cualquier circunstancia para evitar su detección y expulsión.

Sentir culpa o culpar a otros por lo que se hace o se siente, es prolongar la permanencia del ego, fortaleciéndolo. Sustituímos la culpa de nuestro ego, (que hemos hecho realidad) por lo real de nuestra identidad como espíritu la cual (la chispa de divinidad que poseemos) nos lo recuerda constantemente; pero el ego se encarga de decirnos que no es así. HABLALE A ESA ESENCIA DIVINA Y PIDELE QUE TE ACLARE TUS PENSAMIENTOS.


El ego es un falso YO con el que usualmente el individuo se identifica y por el que se siente separado. El ego es solo una creencia. De ninguna manera es real, es un falso sustituto de quien realmente eres. El ego es un sistema de pensamiento demente que hace que surjan la maldad, la culpa y el miedo con sus testigos preferidos.
El ego es el que fabrica todos nuestros problemas. Todo aquello que nos causa miedo en todas sus manifestaciones: incomodidad, malestar, desazon, irritación, preocupación y cuantas emociones y sentimientos que no sean amor, son fabricados por el ego.
Todo aquello que hace daño es ego. 
Toda aquella visión que señala diferencias de cualquier tipo es ego. 
La arrogancia y el orgullo son ego. 
Aquello que juzga es ego. 
Aquello que se ofende es ego. 
Aquello que duda es ego.
Aquello que teme es ego.
Aquello que sufre es ego.
Aquello que se ve y se siente especial es ego.
El solo sentimiento de sentirse en desacuerdo con los demas es ego, porque en el fondo se esconde un sentimiento de odio o de superioridad.
Lo único que puede impedirnos ver hacia dentro y descubrir al ego, es el propio ego, ya que con solo verlo éste revelaría lo ilusorio de su naturaleza y por lo tanto quedaría expuesto a la luz y al amor. La luz y el amor disuelven toda presencia del ego, ya que el amor sana nuestra mente y nos permite exteriorizar a nuestro verdadero Ser.
El ego está seguro de que el amor es peligroso y esta es siempre su enseñanza principal. Pero nunca lo expresa de ese modo, por el contrario, el ego parece estar profundamente inmerso en la búsqueda del amor. El ego aunque alienta con gran insistencia la búsqueda del amor, pone una condición: que no se encuentre. Sus dictados por lo tanto simplemente pueden resumirse en: BUSCA PERO NO HALLES. Esta es la única promesa que te hace el ego y la única que cumplirá. El ego es incapaz de amar y en su frenética búsqueda de amor anda en pos de lo que teme encontrar.

RECOMENDACIONES PARA EVITAR QUE TE DOMINE EL EGO
  • Escucha a los demás y no te centres en ti mismo.
  • Trata de borrar de tu mente la palabra "especial". Especial implica "mejor que" o mas importante que. En realidad todos somos especiales, por lo tanto nadie necesita la etiqueta de "especial".
  • Practica la meditación diaria o acallar la mente.
  • Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti.
  • Evita criticar, juzgar o evaluar a los demás.
  • No impongas tus puntos de vista.
  • Existen muchos "mundos" en este mundo y no necesariamente el que sean diferentes quiere decir que esten mal.
  • Examina en que te beneficia sentirte ofendido, porque eso pertenece al ego.
  • Guarda silencio cuando sea necesario y no dejes que el ego se alimente de los halagos u ofenda a los demás.
  • La auténtica libertad está en la comunión con tu verdadero Yo, ella no necesita nada para demostrar su existencia. Solo siendo auténticamente libre podrás amar, porque no existe amor sin libertad.

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